La Weltpolitik era una estrategia que fue adoptada en Alemania a finales del siglo XIX por el emperador Guillermo II al acceder al trono en 1888,
reemplazando así a la Realpolitik.
Tras
apartar al viejo Bismarck de la cancillería en 1890, Guillermo II se lanzó a la
construcción de la hegemonía mundial de Alemania. En el corto plazo, esto tuvo
dos consecuencias: el alejamiento de Rusia, al no renovar en 1890 el Tratado de
Reaseguro, y el creciente enfrentamiento con Gran Bretaña provocado por la
competencia económica y los planes de construcción naval germanos.
Esta nueva estrategia armamentística era más agresiva, lo que llevó a un
conflicto entre Alemania y las demás naciones, por lo que se la considera responsable de una serie de crisis
diplomáticas que precedieron a la Primera Guerra Mundial. Dicha política
pretendía encontrar un lugar en Europa, proporcional al creciente poder
industrial de Alemania, principalmente mediante la creación de un imperio
colonial que pudiera
rivalizar con el de otras potencias. El elemento más espectacular en esta
política fue la creación de la Marina Imperial (también conocida como la Flota de Altamar), una flota que
pudiera rivalizar, e incluso superar, en fuerza a la Armada Real del Reino Unido.
Esto condujo a una carrera en el desarrollo naval entre Alemania y el Reino
Unido.
A pesar de ser antiguos rivales en sus ambiciones
imperialistas, Francia,
Reino Unido y Rusia, se aliaron contra
el poder naval alemán. De esta manera se dividió Europa mediante dos
estructuras de tratados entre las grandes potencias: la Triple Entente formada por Francia, Rusia y el Reino
Unido; y la Triple Alianza entre Alemania, el Imperio austrohúngaro e Italia.
En gran parte, la Weltpolitik era
vista como una secuencia del nacionalismo que había influenciado Alemania en los últimos años. Mientras que
anteriormente el nacionalismo se había centrado en la unificación de Alemania,
tras lograr afianzarla definitivamente, los nacionalistas alemanes buscaron
aumentar el poder internacional de Alemania, por lo que se pensó que el imperio
colonial era algo esencial. La doctrina del darwinismo
social, la cual proclamaba la supervivencia del más fuerte aplicada
a los Estados así como a los individuos. Si un estado no intentaba expandirse, sería
debilitado o destruido.
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