"Mis dos hijos, uno de 10 el otro de 13 años, trabajan en la fábrica de Milnes, en Lenton. Entran en ella a las cinco y media de la mañana y no paran hasta la hora del té... disponen de media hora para comer y vuelven a su casa a las diez menos cuarto. Es corriente que el trabajo se prolongue hasta las diez, hasta las once y hasta las doce. Ganan entre 6 chelines y 2 peniques por semana.
Uno de ellos, el mayor, trabajó dos años en la fábrica de Wilson, ganaba dos chelines 3 peniques por semana. La dejó porque el vigilante le pegaba y le arrancó un diente. Me quejé y lo despidieron. Ahora trabaja 16 horas, y como es natural, cuando llega a casa está muy cansado. Me he visto obligado a pegarle con una correa y pincharle para que se despierten. Me ha causado un enorme dolor el tener que hacerlo."
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