domingo, 11 de enero de 2015
Declaraciones de un padre, en el año 1823.
"Mis dos hijos, uno de 10 el otro de 13 años, trabajan en la fábrica de Milnes, en Lenton. Entran en ella a las cinco y media de la mañana y no paran hasta la hora del té... disponen de media hora para comer y vuelven a su casa a las diez menos cuarto. Es corriente que el trabajo se prolongue hasta las diez, hasta las once y hasta las doce. Ganan entre 6 chelines y 2 peniques por semana.
Uno de ellos, el mayor, trabajó dos años en la fábrica de Wilson, ganaba dos chelines 3 peniques por semana. La dejó porque el vigilante le pegaba y le arrancó un diente. Me quejé y lo despidieron. Ahora trabaja 16 horas, y como es natural, cuando llega a casa está muy cansado. Me he visto obligado a pegarle con una correa y pincharle para que se despierten. Me ha causado un enorme dolor el tener que hacerlo."
Suscribirse a:
Entradas (Atom)